Yo un día anduve hundido entre tinieblas
con rabia defecando en mi jardín,
sin ver la realidad dejé mis huellas
cual río que en la mar llega a su fin.
Yo un día me olvidé que hay cosas bellas,
pensando que esta vida era una cruz
que el cielo no era azul y las estrellas
no brillaban con fuerza y no habia luz.
Pensé morir de amor, morir por ella,
a punto de arrojar mi vida al mar,
mi pupila avistó a la niña aquella.
Fue una constelación, una centella,
no sé si preparado o por azar,
al final soy feliz, la vida es bella.