Te fuiste, te fuiste tan distinto, con rostro triste...
Esa mirada en tus últimos días, no queríamos aceptarlo, pero sabía a despedida…
Tu mirada que supo acariciar, que solía brillar, qué sabía acompañar,
que iluminaba hasta el alma
se marchó días antes, quedando la mirada de despedida,
esos ojos dolorosos y cansados, que aún trasmitían una tímida caricia
tratando de calmar nuestra tristeza,
solo querían explicar que sentías tu tarea cumplida, que estaba bien, que querías irte,
consciente de que llegaba el fin, que no suframos …
Te fuiste enseñando como lo hiciste siempre, poniendo el pecho a la existencia,
mostrándonos sencillamente
que la muerte es parte de la vida…
¿Cómo olvidar tu despedida? ¿Cómo olvidar tu casa tan vacía?
Indiscutiblemente, el dolor. La desesperanza, el desgarro, no da a razonamientos.
Solo la distancia permite leer entre líneas esa mirada.
Nada se apaga, tu casa jamás quedo vacía, está llena de vos, mi vida jamás quedo sin sentido
soy pedacito tuyo y como tal continuo mi camino.
Te fuiste con la sabiduría del combatiente, mi luchador, mi campeón, mi héroe.
Sé que aún me miras tras estrellas, lunas, cielos eternos, siento esa hermosa mirada.
Tu recuerdo quedo tan impregnado en todo el que te conoció, fuiste y sos tan querible…
Sabes, la vanidad me envuelve, cuando alguien dice que me parezco a vos,
no existe piropo que pueda superar esas palabras, llevo con orgullo y honor tu uniforme de
buena gente,
eso sí, algo te tengo que pedir, es que me ayudes a no defraudarte….
Solo a través tuyo sé que quedaré en todo los que amo por siempre, porque así te siento.
cuando llegue la hora de despedirme trataré de imitar tú mirada,
esa que está tan viva, esa que me acompaña y dejar algo parecido a tu huella.
Te saludo esta noche, y cada noche del resto de mi vida como solías hacerlo vos,
cuando querías que tu saludo llegue al corazón
“nos estamos viendo\"