¿Dónde te escondes llorona?
¿Porqué no eres mi tormento?
olvidaste que fui tuyo completo.
Me han contado que gritas,
en busca del espíritu mezquino,
¡aquí estoy! ¡Llévame! te suplico.
He caminado junto a cada río,
buscándote en aguas y cielos,
acudiendo a calmar tus lamentos.
Andas vistiendo un nuevo velo,
el de la noche y el de los sueños,
a mi me dejaste el frío del destierro.
Se me acaban los pasos y la voz,
me quedan muy pocas letras y tinta,
¡ya no andes, princesa sin vida!
Quiero que me des tu más frío abrazo,
que promete llevar mi alma al inframundo,
no soy de esta tierra, todo es muy oscuro.
El día que me fui, dejé mi vida,
a tu huipil y tu falda prendida,
tus flores bordadas con mi fragancia.
Y es que, Llorona, no he sido el mismo,
desde que conocí tus labios, alucino,
ni las nubes son suaves como tus senos.
Me han condenado en el pueblo,
de loco, enfermo y maldito no paso,
de noche y de día imito tus cantos.