Regálame una sonrisa, hará que olvide mi dolor, al menos por un instante.
Regálame un beso tierno, colmará la soledad profunda que siento.
Regálame una mirada sincera, me trasmitirás las ganas de vivir.
Regálame un gesto de afecto, me dará ánimo para enfrentar mi cuotidiano.
Regálame un saludo cariñoso, aunque no me conozcas, me dirás sin palabras: no todo es indiferencia, me arrancarás de mis elucubraciones.
Regálame tu comprensión, me dará el impulso que me falta para levantarme.
Regálame un “gracias”, aunque me paguen por servirte, me hará sentir menos fatigoso el peso del trabajo diario.
Regálame tu atención mientras te hablo, merezco también ser oído, aunque no sea alguien “importante”.
Regálame tus carcajadas sinceras y espontáneas, me harás sentir en confianza.
Regálame tu voz al menos por un instante, hará sentirme seguro.
Regálame tu interés, no soy solo “la que hace la limpieza”, “el portero”, “el del mantenimiento”, también tengo un nombre.
En un mundo donde reina la indiferencia, los pequeños detalles marcan la diferencia. Solo te pido, con el corazón en la mano, sé un verdadero ser humano.