No quiero que el miedo me consuma,
es un sentimiento equivocado,
surgió en el Edén cuando el mal,
toco del hombre lo preciado.
No quiero que me hiera su presencia,
debilita tanto siempre a los mortales,
le impide caminar al horizonte,
do se alcanza de la vida lo soñado.
No quiero que el miedo me seduzca,
vivir con el es estar ya fracasado,
deseo del Señor vivir tan cerca,
que el temor se sienta acorralado.
No quiero ese intruso en mi camino,
anhelo ser libre del pecado,
del dolor y la angustia que ocasiona,
por el temor estar siempre acosado.
No quiero cuando llames por mi nombre,
cual Adán me esconda avergonzado,
prefiero sea siempre transparente,
la vida que me das con tanto agrado.
No quiero Señor sentirme sola,
quita el miedo de mi vida con tu amor,
la dulce paz del cielo me acompañe,
tu presencia se lleve mi temor.