He querido borrar negros recuerdos
Que en el alma subsisten diariamente
Y sentir junto a mi pecho el permanente...
Amor, a la desgracia de mi gente.
Esclavos del rencor y la codicia
Se mecen las imágenes hermanas.
Nace un nuevo sol que me acaricia
La frente erguida, pero en tierra lejana.
No puedo censurar la indiferencia
Que parece regir vidas ajenas.
Se necesita ponerse en sus zapatos,
Para poder medir sus grandes penas.
Resulta fácil convertirse en fiscal
Desde el cómodo refugio del exilio
Sin sentir ya terror, ni el cruel martirio,
Que produce la infamia en su nidal.
Voceros del valor, existen muchos
Agraviando a los que siervos son,
Sin comprender que tan sólo la unión de voluntades
Será capaz de enfrentar a tantos males.
Siervos fuimos los mismos que hoy gritamos,
Algunos - los callados - enfrentando al tirano.
¿Serviles?..., nunca han sido los mas de mis hermanos,
Son libres en sus mentes, ¡todos son mis iguales!