Se dice que un guerrero un desierto caminaba.
Palacios en el sol construir soñaba.
Caminó hacia éste, su tesoro hermoso.
Su espada, intenciones y armadura, la paciencia.
Un día, vio abrumado su sol oscurecerse.
Un planeta extraño en su camino se aparece.
Pero en cada eclipse siempre hay luz que prevalece
Y era su esperanza de ver a su sol naciente.
Esperanza, eso vio. Tenía que luchar.
Y si es así, una guerra comenzar.
Su escudo, la fe y su espada era un poema.
Y seguir y caminar no importa lo que cueste.
Caminó sobre espadas que él mismo buscaba
Y sus pies sangraban por la odisea en la que estaban
¿Qué da fuerzas a este hombre que aún no vence?
Pues el sol, es su sol. Que en su pecho permanece.