Sumergida en el abismo de pensamientos
que han dejado roto mi corazón,
busco encontrar respuesta
a interrogantes de aquellas cosas
que derribaron el castillo
que construía a través del tiempo.
Enajenada a las vanidades y placeres
andaba escalando hacia la cima,
no pensaba; solo subia peldaños.
en sueños que harián sufrir en realidad
mi vida en un resbalón.
Golpeaba mi pecho con mis puños
queriendo dejar sentir su palpitar tan fuerte
que se escuchara en el entorno:
decir ¡asi se agita y se marchita!
la arrogancia de aquellos
que inundan las calles de vanidad
mientras el corazón del hambriento
muere tirado y sin cobijo:
no se puede decir, no se siente
el sonido del estómago vacío
¡huele a mugre! dicen uno;
mientras otros con su mano
tira el mendrugo de pan al sín comida.
He mirado la caricia del huérfano desnudo
la voz callada, el llanto apagado por el miedo.
¡Gritar muy fuerte! no puedo: mis alientos apocados
son gemidos que se pierden
quedando el eco de los vientos
que susurran en oídos aturdidos
por falsas promesas de hermanos indolentes sin sentido