Yo Charlie no soy ni seré, lo siento,
porque a mi es que la burla no me gusta
y menos que me aticen con su fusta
sin solicitar mi consentimiento,
saber si me disgusta.
Que nadie murmure de mi o se mofe
diciendo que mi madre es una puta
ni aun si fuera verdad que es disoluta,
ni siquiera a mis amigos ni a mi profe
admito si me eructa.
Perdón, pero aunque insistan no comprendo
por qué hay que para hacer humor herir
y a las creencias deban sacudir
si yo es que creyente soy y a nadie ofendo
¿por qué han de ofenderme a mi?
Yo hoy aquí reivindico el fino humor
que presume de ser inteligente,
que sonrisas despierta suavemente
y acaba provocando un estertor
intermitentemente.
Y detesto al que es zafio, maloliente,
que se inspira causando a alguien dolor
cuyo objetivo es reirse de la gente,
sin remilgos sembrando van temor
en mentes inocentes.
No se reirían si de ellos dijera
algo que les resulte inconveniente.
Pues lo que para uno alguien no quisiera
debiera evitar. Y es que doliente
puede serlo cualquiera.
Y dado que amor y humor riman igual
pintemos el humor lleno de amor
evitando crear cualquier dolor,
y asi la tentacion de hacer el mal
heridos en su honor.