Imaginando su nombre a media noche
con la luna llena y el lobo hablándole
y un frío aterrador en los vientos que mi piel desgarra,
vuelas con tus alas sobre ellos, y no recuerdo.
No recuerdo cómo o cuando
pero sé que existes, exististe ayer, anoche
entre lo sombrío y lo luminoso
entre la tierra y la luna, y yo,
tragando los pocos momentos
soy nadie en el rincón de mi cuarto.
Pasaba la noche como las horas en un lunes
mi alma explotaba de curiosidad
y con mis manos la acariciaba, consolaba,
pero no era suficiente, la llama se agotaba.
Todos, dormidos en sus camas
el cielo perdía su siniestro
y menguaban mis ganas
mientras las nubes desbordaban sus últimas gotas
te amaba aún el universo, y yo en lo oscuro tus letras buscaba.