Misterioso paraiso
de ocaso sin penas,
y en la noche estrellada
un parentesco
entre palabras
revela algo...
Luz amarilla,
ventana iluminada,
noches de estar contando
historias raras.
Y alllì adentro,
ojo en vigilia,
conversar
con un amigo.
O tal vez, fiebre
a la hora de acostarse,
brillo en los ojos,
delirios de sueño esplèndido
en los brazos de la amada.
Cortinas interrogantes,
silencio en los tejados.
Ventana a las tres
de la madrugada.