Crucé puentes, andé caminos y te esperé
Extendí una alfombra de plata para que tú pasaras
Te tendí una mano, para que tú la cogieras
Te soñaba despierta, te escuchaba dormida
Vivías en mi alma cada día
Con tu razón alejabas toda mi ilusión, no importaba
volvía de nuevo a envolverte en mi corazón
Pero era aún más fuerte tú obstinación
Para todo hallabas razón y no hay razón para nada
de haber razón para tanto
Creí escuchar en mi mente
es resonar de tu llanto
pero era el mío el que escuché
al saber que me rendí, después de esperarte tanto.
A mi corazón le pregunte ¿Qué camino tomaré?
y sonriendo contestó, esa es tu decisión
tu alma jamás ilustró un camino sin ilusión
trás la niebla hallarás la razón,
si miras hacia el centro exacto de tu propio corazón.
Marian Torres