Mí alma estaba muy contenta, pero siempre me dura poco la felicidad.
Hoy no fue la esepción, ya derrame mis lágrimas otra vez,
cómo siempre.
Sin embargo doy gracias por ello, dentro de las cosas que me enzeño,
mí madre.
Fue ofrecer mi dolor, tristezas y sufrímientos a Dios padre y a la Virgen,
por el dolor
que en el viacrusís sufríeron, por su hijo amado Jesús.
A cambio sin pedirlo, Dios siempre me acompaña, Jesús misericordioso,
me guía y la virgen me cubre con su manto de los peligros.
Me es imposible que no le de gracias a Dios por permitirme existír.
La vida es muy hermosa, tiene tantas cosas bellas, la naturaleza es maravillosa y sabia.
La humanidad que es obra de Dios padre, y el sacrificio de su único hijo Jesús.
La promesa de otra oportunidad de vida eterna, después de la muerte de nuestros cuerpos.
Esperanza que le da una inmensa felicidad, a mi existencia y paso por la vida terrenal.
Que dicha saber que mí alma podrá sentír estar al lado de la de mí madre, y demás seres queridos.
Hoy un día después de 52 años de vida, agradezco infinitamente a Dios por mí existencia.
CORAZÓN LIMPIO
Mty.N.L. México.