Mis latidos sólo se comparan al sonido de tu voz en el espectrograma.
Y se sincronizan, y se dan aprisa cuando por mi nombre tú me llamas.
Sé que a veces me distraigo y tus palabras no comprendo.
Es que oigo más allá. Asombrado por la hermosura de tu hablar.
Y es como un castigo, y una bendición los efectos producidos por tu voz.
Al oírte cantar, puedo visualizar el origen del amor y el universo.
Y no importa que tú no sepas cantar.
Al oírte reír, puedo acariciar cosas abstractas como la felicidad.
Y no importa que no sepas de mi amar.
Al oírte infeliz, puedo yo morir de tanto amplificar tus sentimientos.
Y no importa que no sepas lo que siento.
Es más fácil sin oxígeno vivir, que más nunca tus sonidos percibir.