La niebla juega
en el viento.
Y a mi alma
adormecida
despierta.
En la noche a la
vida.
La niebla
húmeda
y densa.
Envuelve
mi cuerpo
frío.
Desprovista de
sentidos.
La niebla
le da su
abrigo.
Dispuesta a jugar
conmigo.
Que indiferente
la miro.
La niebla mojada
y espesa.
Envuelve
mi cuerpo
aterido.
Y se adentra en
la noche.
Donde ha
quedado
contigo.
Que sin alma
esperas la
mía.
Para sentir en tu
cuerpo al mío.
Antes de llegar
la mañana.
Antes de que
la luz del
alba.
Te devuelva al
olvido...
Rafael Pablo