Recuesta el corazón
y cierra bien las puertas al invierno,
no vaya a entrar el frío
en esta generosa madrugada.
Sosiega ya tus labios
y sácate los ojos si es preciso,
no sea que de nuevo la memoria
remueva las miserias del pasado.
No indagues más, pues nada has de encontrar.
No busques cada tarde en sus cajones
aquello que jamás debió importarte,
y entiende que su historia
no siempre te escogió como protagonista.
Eso sí: vive, ama,
renace una vez más de tus cenizas
y deshaz sin recelo el equipaje.
¿No ves que en sus entrañas
la vida viene abriéndose camino?