Les voy a contar este cuento
que no ha mucho me contaron,
sobre un robot que detectaba mentiras
y que para un embustero compraron.
Empieza esta historia un día
que un padre en una feria vio,
un singular artilugio parecido
a un simpático robot.
Consultando al dependiente
de las funciones que este hacia,
el mismo le comento
que detectaba mentiras
y con bofetadas las corregía.
Se intereso tan vivamente
por el artilugio en cuestión,
que sin pensarlo dos veces
con el mismo se quedo,
para llevárselo a casa
y ponerlo en el salón.
Una vez en el hogar
la impaciencia le embargaba
y sentados a la mesa hizo una prueba
para ver si funcionaba.
-“¿Hijo donde has estado hoy?
-En el instituto, papa,
- el hijo le respondía,
y el robot le dio tal guantazo
que vomitó la comida.
Cuando hubo reaccionado
cambio la respuesta diciendo,
que en el cine ha estado viendo
una historia de ficción,
a lo que el robot abrió su mano
y otro guantazo le atizo
Le sugirió con cariño el padre
que la verdad dijera,
o de lo contrario el robot
le iba a dejar la cara
con más bultos que una pera.
Ante tales perspectivas
el hijo ya medio sordo,
dice que ha estado en el cine
viendo una película porno.
El padre lleno de ira
abronca al chaval sin piedad,
diciéndole muy ufano:
- “Ese tipo de guarrada de películas
no conocía yo a tu edad so, enano”;
más el robot sale lanzado
y le pega tal guantazo
que lo deja trastornado.
La madre desde la cocina
que no perdía detalle,
de la risa que le daba
no para de revolcarse
diciéndole a su marido:
- “Se ve como este hijo tuyo
a su padre ha salido”,
y el robot va a la cocina
más le sopla tal guantazo
que de la comida que hacia
lo deja todo perdido,
y rotos todos los platos.
Esta moraleja compleja
la podemos descifrar,
mirándonos los defectos
antes de los demás criticar,
y así seguro nuestros colores
nadie nos los sacará.
Joanmoypra