Me he sentado, frente a esa puerta
su oscuro lustre de madera
lleva mi mente a lejanos recuerdos.
De ese mismo color, era la puerta
que de niños nos enmarcó
te decía que me mudaba lejos
y nos confundíamos en un beso.
Ese beso primero, aún continua
quizá sean otras las bocas
pero es el mismo
que fundido a mis labios
aún continua.
Abriste la puerta
y desapareciste tras ella
quedando los ojos fijados
en ese color oscuro de la madera.
Hoy sentado la sigo mirando
curioso de la vida
que fluye tras esa puerta
y mi primer beso.