El álamo y la encina,
el pino y el cedro,
lloran en la carpintería
al ver al carpintero.
El roble y la caoba
lloran con ellos
junto a la jatoba
porque tienen miedo.
Que los convertirán en madera,
acaban de descubrir,
por eso lloran a su manera
sus lágrimas de aserrín.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela.