Sara (Bar literario)

A-Mar

Quisiera mentirte. Decirte que el dolor será leve. Decirte que tus párpados zurcados por las lágrimas, pronto alzarán el vuelo y  serán metamorfosis de mariposas. Quisiera decirte que él volverá. Mentirte.

Mentirte para que lo esperes. Para que la sed de sus palabras se aplaque con el placebo necesario de su pronta venida. Espéralo, te diría. Téjele un poema a su ausencia. Viste como bufanda al cielo, para que en tu cuello, vacío de sus caricias, crezcan estrellas fugaces y sea realidad su regreso.

Quisiera olvidar mi ayer y no convertirlo en tu presente. Quisiera olvidar que el amor, a veces, también es despedida y ahorrarte todo este llanto que no encuentra respuesta, porque problablemente, no existe ninguna. El amor como viene, también se va. Somos nosotros los que permanecemos para siempre en él. Permanecemos para sentir que todo el espacio que lo precede y lo existe, también le pertenecía al amor en espera.

Quisiera llenar tu soledad con mi abrazo. Aplacar su sombra con mi presencia. Ser la mano en que reposas tu cabeza. Darte un vaso de agua, acomodarte en mi regazo y estar contigo hasta que te quedes dormida. Aplacar el golpe de la realidad que sobreviene después del sueño.

Quisiera simplemente, que todo esto lo vivas, con quien sabe que sufrirás y no puede hacer nada, más que estar contigo, hasta que los días no sean espuma, hasta que aceptes que decir adiós, es la parte suicida del amor y que convenimos vivirlo, de forma valiente, porque solo en su muerte, sabemos cuánto hemos amado.

 

Quisiera mentirte y decirte que después de esta experiencia, no existirá otro abandono, otra ilusión, otra condena. Pero no lo haré, es la única verdad que puedo decir sintiendo que existe la fe después de este andar de rodillas: volverás a amar, volverás a sonreír y a sentir que  llueve el alma, después de este inexorable tiempo de sequía.

 

Por ahora, es esto, simplemente esto, este llorar desconsolado y mi mano y mi pecho como ofrenda.