Soy el que ya comienza a no existir
y el que solloza todavía.
Antonio Gamoneda (español, contemporáneo)
Para descansar, mi corazón
deja de latir de a ratos.
pienso, mido su locura, le reprocho.
entonces
vuelven los golpes asustados
a mi pecho.
de un largo descanso interminable he de morir un día.
G.C.
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