De tus ojos
las retinas mías descifrar no pueden,
la luz que su mirar despide, la conciencia embrujan,
cual virus del mal.
Pespunteando deseos en el pensamiento.
Los labios humedecidos
con el licor espirituoso salido de tu aliento,
provócanme codicias al percibirlo,
Incitando apetitos osados,
de lujuria plenos.
Las ansias de amar,
dormidas se columpian en las ramas,
del árbol profano
nacido de esa aspiración ardiente,
cuando mis ojos contemplan,
de tu cuerpo su cadencia.
Ávidos mis labios,
de saborear la frescura de las gotas,
estiladas de tu cuerpo,
cuando de sus esquinas surgen.
Un torrente de arrebatos,
en el esplendor de tus amaneceres se apiña,
carcomiendo los pudores
que te inquietan.
bambam