A Raúl Gómez Jattin,
el monstruo mas lindo de la sabana,
el loco mas cuerdo de Cartagena.
Un ahogado asoma la cabeza
bajo la ladera del rio
huyéndole a los planchones y
las iguanas
que atraviesan la franja izquierda del paseo peatonal.
Generalmente
Se aparece de noche
cando sabe que la diaria bandada
de mosquitos tropicales
le abrirá paso
entre el bullicio de la gente.
Las luces blancas y verdes
de los planchones
cruzando peatones de extremo a extremo
haciendo rápida su fútil huida.
Un cadáver asoma su torso
en la margen derecha del rio,
silencioso,
sucio,
arremolinado y
violento.
Es tu soledad, Raúl…
El raquítico pandemónium de tu olvido
entre los manglares.
Mimetizándose entre las iguanas,
corriendo con la fluidez del rio
hacia la veredas rurales que salen
por poniente al mar.
Nadie te escucha ahogarte,
amigo poeta. Así todos
sepan de ti
tu presencia se pierde
Entre el lodazal manifiesto y
el rumor de los pueblerinos.
Quizás la luz de las estrellas
sobre la superficie del rio
te esconda,
te esconda de estos infelices.
Estos imberbes infelices…
Que teniendo un monstruo
yaciendo en sus bohíos
te han condenando al fondo del pantano.
Sin estatua
ni recordación
Tu soledad, Raúl…
pudriéndose lentamente,
estancada en el rio Sinú.