No es fácil una despedida,
no es fácil decir adiós,
pasaré otro veintidós
buscando la mirada perdida.
Sonará tu melodía,
de Sísifo castigo,
pero déjala conmigo
que no mata todavía.
Usábamos el tacto
para seguir soñando,
irnos lejos volando
para pactar el pacto.
Quedarme dormida
así hasta el amanecer,
enfermedad querida
aquella del querer.