Podría inventarme si quisiera
una rotación
en la vertiente de este río
arremolinado.
Dar a comer a los animales de mi fe
y mi desesperanza.
Nadar irresuelto
como una de las tantas ramas del manglar
Podría si quisiera
crear un giro inesperado
de la trama y
no ahogarme
sin tanto melodrama y
no volverme parte de basura flotante
sobre la superficie del río.
Pero así no lo quiero.
Solo a esto he venido
sin promesa de convencimiento,
nada más esperando
hundirme.
Así nada más
~
A 17 metros de la senda del río.
Siendo 8 o 9 de la noche se baila
en un casino con música folclórica al fondo.
A unos 10 o 12 metros
la carretera, vía principal y ruidosa.
A escasos 7 metros de la senda
del río camina ella.
Ella a quien siempre persigo,
pero hoy no Maribel,
Este poema no habla de ti.
A tres metros de la senda y
he caminado unos cuantos pasos,
a dos quizás.
Sentado en la arena del barrizal,
esta un corazón latente. El mío
con un puñal entre la espalda
que no sé quién me ha enterrado.
No les escribo de mitos salvajes,
madreselvas del monte o
desamores o ahogados
por culpa de un corazón herido.
Les hablo de un puñal sangrante
que gotea y
me vacía a cada paso que escribo.
Homicidio de prensa desromantizado.
Crónica amarillenta en el diario Meridiano.
Otro viernes
en el río.