Antonia Ceada Acevedo

Existo, luego existo

Espíritu fanático, para los visitantes

Una rosa que se abre en primavera;

eterna  juventud destilada y abstracta.

Es cultivo, es semilla, es labriega…

 

Son sagradas sus quimeras incesantes.

Se destapa como si  viviera. ¡Como si muriera!

Y  en los aquelarres, a la hora exacta,

Es libertad, y de una  luna, prisionera…

 

 

Es alquimista, bruja, nigromante,

Es naturaleza desenfrenada que sosiega.

Es seducción que descansa entre sabanas

O fabrica  besos  para nadie, para Omega

 

 

Un manifiesto, del mudo mundo, gigante

que todo lo que no tiene lo reparte, se despliega

e  invierte en fe, en palabras, esperanzas

en futuros ,en ahoras  ,en manos abiertas.

 

Corazón  neto y concreto, que aquilata valores

de dibujantes prácticos; de temperas negras,

Y entre sus dedos temblorosos las añoranzas

que   en  un amarillo y  viejo papel   “garabatea”.

 

Es  una sonrisa  que acaricia todos los colores

Y en los paisajes, se sienta, después se acuesta

Y  en un orgasmo con el cielo, las estrellas danzan,

Y  se  viste de fuego para dormir con la marea…

 

 

Antonia  Ceada Acevedo