jorge enrique mantilla

EL DESGRACIADO!

EL DESGRACIADO

 

Nadie va a llorar, ni a derramar lágrimas por su muerte

Porque hay seres, que padecen una eterna desgracia, condenados

Vienen a la vida desapercibidos, por nadie comprendidos

Y a la postre, mueren tirados en un andén, por todos olvidados

 

En medio de aquel dolor, sin quejas, temidos conseguidos

Arrastran la orfandad del desprecio, de aquel desconocido

Desaparecer de la sociedad, como si fuera invitado, sin ser confinado

La miseria del desdén, esperado, sin ser escuchado y menos convidado

 

Los persigue y al acecho, la temible y terrorífica soledad del abandono

Llevan en su espalda, la marca silenciosa de su pasado

De aquel que sin querer, por siempre ha sido maltratado

Quisieran despertar de su sembrado, imaginado equivocado

Combatir las tristezas de aquel susurro, odiado y batallado

 

La desgracia los acosa, agitado de los confines, orillado

Para ciertas cosas ignorado, pero para otras encuestas, engañado

Amenazado y de sus olores, por todos repudiado

Raída y descalzo, su vestimenta a girones tirado, por otros, desnudado

 

Es aquel desgraciado, envejecido, por todos repudiado

Cabalgando día y noche, de monturas sin aperos, arrinconado

De basuras, la comida que bota al que le sobra demasiado

Del azar, triste y solitario, vagabundo, oloroso, sin ser recordado

 

Llevan si acaso, los recuerdos miserables de esperanza y amor

Quisieran cambiarlas, por manifestaciones de caridad, sin ningún temor

Dejar atrás, lo vago que lo dejó en el limbo, del sueño estremecedor

Regresar de todo lo perdido, borrar de su mente aquella soledad

Añorando una vida, de aquel grito lastimero, sin pesadillas a su alrededor

 

Sin ayudas, de limosnas, sus quejas de dolor, serán su terrible pasión

El grito, inconcluso lastimero de los confines, nadie oirá

Su cuerpo, al botadero se descompondrá y a nadie interesará

Sin espíritu por quién bogar, su alma sin rumbo fijo, en cualquier vericueto anidará

A la miseria humana nadie se interpondrá, en escoria sin afanes

Algún día, el suplicio del sufrimiento por fin terminará

Sin historia de los desgraciados, la humanidad, los olvidará!

 

Joreman” Jorge Enrique Mantilla

Bucaramanga enero 23-2015