Te envío mi sentir.
Esto, que guardo
en el alma.
Y que tengo la fe
que nunca
ha de dejar de existir.
Quiero relatarte
esto en mí…
que ha variado
tanto mi vida.
¡Oh, cuántos momentos
de angustia, tristeza,
y soledad!
Pero al conocerte…
¡A ti y a Dios
agradezco,
hayas aparecido…!,
para realizar milagros
en mi vida…
¡Tanto te he necesitado!
El milagro
de esta transformación.
De ser triste y amargado…
lograr este cambio
tan total…
¡gritar al mundo
que existas
en mi vida!
Esos momentos
en que permanecemos
abrazados…sin palabras…
Es cada una
de nuestras almas,
se conectan,
y sentimos
en nuestra piel,
el frío de la emoción
y la felicidad.
Calor y frío
se siente en el alma,
cuando se ama
como nosotros nos amamos.
¡Santo Señor,
permítenos
vivir por siempre
este momento de vida!
Para ti… todo mi sentir,
toda mi alma,
todo yo…
A veces pienso
que es tan inmenso
lo que siento…
que cuando el destino
lo designe,
¡morir en tus brazos quisiera!
Derechos reservados de autor (Hugo Emilio Ocanto - 26/01/2015)