Las hojas caen libremente cual lágrimas cristalinas
es como si llorará el alma triste por tu partida,
como si no quedará más sálida que la melancolía,
que la oscura soledad de un alma vacía.
Veo tras el cristal el crepúsculo insipiente de tu partida,
el triste adiós de tu mirada vacía,
no queda más que un recuerdo que resuena insistente en mi memoría perdida.
Cuanta tristeza llega a mí en la brisa matutina,
las lágrimas resbalan por mis mejillas,
y trato de no llorar, pero caen como rocío en esas rosas que me dejaste como despedida.
El suave murmullo del viento me cobija, me llena de calor el alma inerme y vacía
me abraza sutilmente la melancolía,
y me quedo dormida en los brazos de la soledad que inunda mi alcoba sombría.
Me quedo en el letargo de la soledad triste y fría,
me embriaga dulcemente la tristeza que cobija mi alma tranquila,
se ahoga un suspiro en el mar de la agonía,
y la dulce tristeza embarga la lánguida espera de un alma vacía.
Caen las hojas de los cerezos y acarician dulcemente mi alma,
son como lágrimas que limpian esta tristeza mía,
cubren el lecho donde yace el cuerpo sin vida,
ese cuerpo que se embriagó de la dulce tristeza que le dejaste un día.
@ngel de kristal
26 de enero del 2015