Y cuando la luna sea testigo,
quizás venga un nuevo amigo.
Cuando el alma llore,
quizás sea él el que te consuele.
Y cuando el día este nublado,
quizás nuestro amor será hallado.
Cuando el sonido del mar,
te envuelva a llorar.
Cuando eches de menos el ayer,
no vuelvas nunca más a caer.
Quizás mi peor castigo fue amar,
y el tuyo saber odiar.