Mal negocio es agitar masas
para sacar provecho propio,
sin mirar las consecuencias
que estas pueden causar
cuando su ira se desmanda
y se convierte en un ogro.
A lo largo de la historia
ejemplos tenemos muchos,
que un pueblo que pide pan
termina en obscuros nichos,
mientras los incitadores
se esconden cuales vulgares bichos.
Hemos visto la barbarie
de turbas descontroladas,
donde nada a su paso sano queda
en su gloriosa jornada,
campando el sectarismo,
junto al rencor y la envidia
por las calles y las plazas.
Hay gentes de buena fe
que luchan por sus derechos,
defendiendo su trabajo y
para poder vivir un humilde techo;
y luego están los de siempre
ese grupo de valientes
que embozados en capuchas,
demuestran la impunidad
con la que cometen sus hechos.
Siempre paga el pato el mismo
ese humilde e infeliz trabajador,
que buscando el bienestar
se llevará otra gran desilusión,
al comprobar que los mismos
que a sus acciones incitaron,
siguen muy bien colocados
y ellos pagando el marrón.
Joanmoypra