LA VENGANZA CIEGA DE SU QUERIDA!
Zigzagueando y tropezando de un lado para el otro, ido y confundido
De piedras y palos, del camino errante consumido
Del caserío a la choza, iba el tartamudo ciego, cabizbajo y perdido
Triste solitario, arrepentido, por haber perdido en desigual batalla, a su amor querido
Las ansias de venganza, carcomían su ser, en infierno y desesperanza
Recordando el día en que el avispado, enfurecido, se llevó a su novia querida
Que al remedar su tartamudez, en franca lid, a pedradas enceguecería
En desventaja y osadía, arrebató de sus brazos, a su amada consentida
No solamente se llevó a la mujer que él prefería, que a la postre, salió pervertida
Que con sangre arrebató las luces intermitentes de sus pupilas
Y por siempre en la penumbra, lo postró en vida, sometida y sufrida
De su interior, brotaba la llama de remordimiento, de envidia que lo invadía
De su caminar pausado, a tientas, maldecía su ceguera y tartamudez
Se refugió a solas en la choza preparada para su querida
A leguas de distancia, subsistía, esperando de alguien, su compañía
Su mente volaba y al acecho su sombra sin fin, lo perseguía
Se imaginaba corriendo por aquellos cerros y montañas aledañas
Pensando que aún tenían vida, frotando con sus dedos sus pupilas
Cultivando su parcela de cabras y ganado, la felicidad conseguiría
Con su morena la prole de hijos, con risas y alegrías mantendría
Al tropezar por aquel camino ardiente y polvoriento, despierta y de bruces
Rodando por el piso, en sangre y sudor quedan sus sentimientos
Echa mano al remordimiento, que lo lleva a fraguar de sufrimiento
La represalia lo acecha y del avispado, los celos de presentimiento
Se impacienta, sediento de revancha, como pudo, con puñal, al caserío llega
Con grito ensordecedor de vagabundo, al avispado reta moribundo
El perfume abrazador de su querida enardece las cuencas de sus pupilas
Se acercan los dos abrazados, el avispado con su mujer querida
Ya es tarde para ti, pobre enmugrecido, ciego tartamudo nauseabundo
Los aromas que despide el pachulí de su infeliz amada, por otro consentida
Le dio la luz y desprevenido con el puñal enceguecido
Zamarreó con furia y los despachó a los dos y sin vida
Allí quedaron tirados con hilos de sangre el avispado y su prometida.
“Joreman” Jorge Enrique Mantilla
Bucaramanga, Enero 24-2015