ojos verdes tan fuertes como esmeraldas
que cruzaron mi camino así como al azar,
colgantes en mi alma como guirnaldas;
tan fuertes y preciosos, sin poderse olvidar....
así cruzaste mi camino, pequeña dama seductora
como un ramo de rosas, de un bello jardín
tan ardiente y libre como una soñadora;
y aún así distante, aunque tan cerca de mí...
pero me quedo con tu mirada penetrante
clavándose muy dentro de mí,
aunque seas tú, mi gran amor distante;
mi gran amor flagrante, se que estará en tí...
por ello no te olvido, mi musa seductora
como una hermosa rosa, recuerda su jardín,
así mi alma, así de soñadora;
que mil sueños añora, todos, pensando en tí.
Arturo Domínguez, Derechos Reservados. Enero 2015