Estaba de espaldas,
le vi su cogote,
también el escote.
Estaba seguro
de que eras vos.
Estabas con uno.
Resultaba obvio
que era tu novio.
Hablaban bajito.
No escuche la voz.
Observe que hacían.
Las manos asidas.
Se dieron un beso
con gran embeleso
como el que me das vos.
Me entraron los celos.
Ganas de pegarte
y de estrangularte,
dispuesto a apartarte
de aquel impostor.
Y fue en el momento
que me levantaba,
que hacia vos andaba
dispuesto a matarte
cuando se volvió.
Pude ver su cara.
Cierto que era hermosa.
Fresca cual la rosa.
Pero felizmente
esa no eras vos
Buenos Aires, 20 octubre 20XX