Llevo canas sobre las angustias
Y mis palabras no escriben más sonetos,
Denodado es el esfuerzo,
Y vana la esperanza…
De vivir de nuevo.
Hoy ha llamado a mi puerta,
Esta novia aburrida,
Pues en su cansada espera,
Decidió tomar la iniciativa,
Su roce frío, y su abrigo mal disimulado,
Me han cubierto por completo;
Hoy la novia me ha encontrado.
Voy hacia la luna que no da sombras,
Y en su árido desierto,
No veo más, las fases de tu cuerpo,
Ni siento más tu grato consuelo,
Y mucho menos,
El susurrar de tu aliento sobre mi pelo.
Llevo pasos que jamás he andado,
Y en esta cansada travesía,
No alcanzo a llenar mis dos valijas,
-una tuya, y otra mía-
Solo he partido,
Y de ti, no me he despedido;
Me quede en la estación
Esperando por un vagón vacío,
Donde soy el único pasajero.
Esta novia paciente en otrora,
Me ha tomado de la mano,
Y de ti y mis amigos me ha alejado;
Recojo mis pasos y devuelvo las canas,
Mis angustias relegadas,
Mis palabras escritas,
Mis risas calladas,
Mi sola y triste mirada…
Todo ha partido.
Esta novia, aburrida y cansada,
Hoy ha llamado a mi puerta,
Me ha cogido de la mano,
Y muy calma, me ha llevado entre sus brazos,
Hoy llevo en mi palabras muertas,
Y mi alma se esconde en su regazo.
Como toda mirada cegada,
Hoy mi palabra estará callada,
Hoy he partido con esta novia,
Que ya dejo de estar cansada,
Hoy mi vida encontró reposo,
Y atrás quedo la paciente espera,
He partido en silencio y sin gozo,
Y esta novia, sonriente espera;
Atrás quedo mi luz, mi palabra,
Para darle paso a la muerte cercana.
Vuelvo la mirada sobre mis hombros
Y veo un espacio baldío,
Espacio que me ha quitado palabras,
Y ha sembrado en mí el consuelo,
De verme rodeado de quienes fueron,
Y en su tibio abrazo,
En el cielo me recibieron,
Consuelo mío de haberlos hallado,
Y en palabras extrañas,
Musitan…
Que la muerte no está dormida,
Tan solo es…
Una novia aburrida.