Habito en dos mundos paralelos.
En uno, mariposa primorosa
que se pierde en la luz de un día de lluvia,
rosa que abre lentamente
para aromatizar el ambiente
para transformarlo todo a su alrededor,
palabra dulce, suave, sublime, llena de candor,
polvo de estrella que todo lo transmuta,
magia que ilumina y hace posible lo imposible.
En el otro, larva que se esconde en la inmundicia,
grito ahogado desesperado por huir,
lágrima inerte que quiere suicidarse para vivir,
tristeza moldeable que se dibuja en la mirada
y que se esconde en el destello de la amargura.
Luz y sombra,
odiar y querer,
anverso y reverso,
cóncavo y convexo.