VENGANZA
Baten los grillos
su llamado nupcial
del tiempo cálido
y un perro vagabundo
está deslumbrado
con la Luna
en esa noche de verano.
En la oscuridad
vuelan las hadas
y los duendes
y se alborotan las viudas
de los malevos bravos.
Brotan del linaje
del suburbio
canciones del viejo coraje
y una ráfaga de añoranza
sopla en el costado
de los malevos
por donde se apoya
la vaina y el acero.
La decisión se va templando
mientras se va saciando
el ansia de licor
y el alma
siente la voracidad
del rencor por entuertos viejos.
Y el instinto
que por buen sabedor
se quedó quieto esa noche
masticando su reproche
murmura con rabia temprana
la satisfacción
de la venganza cercana.
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