He visto pasar la muerte,
disfrazada de coronas,
y entre altos pinos y pasillos largos
infinitos de los tiempos,
he visto llorar viudas,
madres desgarradas, pariendo lágrimas
despidiendo a sus hijos,
he visto lápidas de bronce sin brillo.
He visto telarañas de soledad eternas,
bellas notas, epitafios centenarios,
pero entiendo, si, y en es triste que divague
entre los pasillos
de la vida o de la muerte,
¡Triste la matriz ¡
Que gime con vida y ausencias,
mi madre,
¡Oh mi madre, de este poeta póstumo y aun vivo!
Como aquellos viejos árboles
mitad verde, mitad secos,
pues la vida es seguir vivo de pie dando fe,
Proveyendo sombras,
¡Ah, ah, lo que pudo ser y no fue!
Besos
Amor,
Gemir,
Fueron, noches de lujurias,
Y, lo que no ha sido
Poder conservar ese aroma lejano a gozo y éxtasis.
Añejas raíces del ser que añora,
esos abrazos que se fueron rio abajo
hacia el mar de los recuerdos infinitos
Autor : Dario Ernesto Muñoz Sosa