Obsesionada...
estúpidamente enamorada de ti...
me tienes como tu esclava
sin darme a cambio nada...
Sólo te interesa mi cuerpo,
yo lo sé, pero hago como si no lo entiendo,
y, a cambio de las migajas de tus besos,
te proporciono todo el placer que pretendas,
absolutamente todo... sin reservas.
Yo sé que me espera el dolor,
que llegará el día
en que te canses de éste, mi amor,
mi pobre, absurdo amor...
amor abusado y sin retorno,
amor que te cuelgas, como un adorno...
a tu tonto machismo...
machismo sin hombría,
sí... llegará el día.
Tal vez, entonces, no sea tan vieja,
y tampoco creo que el sufrimiento sea tanto;
después de todo, no vale llorar si quien se queja,
ha buscado por sí mismo su quebranto...
Te extrañaré... por supuesto, pero creo
que sufrir o sufrir es lo mismo,
porque, aunque al caer la desesperación es mucha,
el final también hará que ya no sufra...
si muero de dolor, mía es la culpa,
¡voluntariamente arrojé
mi alma en tu abismo!
Mientras tanto, humillada y suplicante,
cual alfombra a tus pies, me estiro...
tú aprovechas, porque sabes que respiro
solamente entre tus brazos, y tu sierva
o tu esclava... o tu amante...
seré de ti... ¡mientras lo quieras!