Hay un puente de amor y de miedo entre nosotros,
quizás esa facilidad que navega a la hora de amarnos
confunda la primavera con el otoño
y el otoño con la primavera.
El amor es todo
y, a la vez,
tiene esa manera tan casquivana
de pegarle sopapos a la magia.
Pero tengo curiosidad de ti,
quiero saber a que huele tu piel;
tengo esa ansias locas de desnudar tu cuerpo
para sentir lo que me falta conocer de ti.
Habrá un antes y un después,
y echaremos así la moneda del destino
con la esperanza intacta
de comenzar a escribir el libro más bello.
Quiero que sepas que sólo dejaré de amarte
el día que tus ojos estén tan lejos
y ya no pueda alcanzar tu mirada.