Llegas temerosa, en caricia,
y en medio del temer y de la nada,
la nada es la que reza de ti
la más pura oración.
No puedo verte,
más que tenerte solo verte,
sonreír y encontrar en el abismo
la esperanza de poder tenerte.
No puedo escucharte,
más que escucharte solo hablarte,
trabajar y rogarle al cielo
el poder un día escucharte.
Y ahora vas llegando,
llegando y mis labios fríos,
aún más fríos por no poder besarte
acarician a mis dedos alejados.
Y lo peor de todo,
es que ya me sé la historia
y me la sé tan de memoria
que sé que pronto habrás de irte.
Sabe este corazón tan necio,
llegas entre suspiro y suspiro
que si te veo amor, si te veo respiro
y llegas en forma de silencio.