Aún eres la lágrima
más viva en mis ojos.
Ayúdame a correr
un poquito el mundo,
para ver multitudes
alegres y abrazadas…
Se agotan las escaleras…
no conjugan el rito,
de subirnos al placer.
Mi boca dormida
en tu boca,
sin límites nuestros
sueños…
ebrios los suspiros
ansiosos los recuerdos,
no importan los momentos
fluir, dejar fluir…
No le demos tregua a la noche
se fugan los dolores
en pronta madrugada
confundidos con la niebla.
Y todas las lágrimas
que de nuestros ojos
salieron…
quedarán secas…
pegadas,
en tu rostro,
al igual que en el mío,
mirándonos.