La vida es un barco que navega al puerto,
un puerto en que todos vamos a anclar,
después de andar por el mar tormentoso,
o a veces sereno pero en fin el mar.
No importa por cuantas tormentas tu barco,
se haya enfrentado en su bravo andar,
tendrás la experiencia que regala el tiempo,
y piloto experto en el cual confiar.
También habrán días de mucha bonanza,
en el cual tu barca se recreara,
en las aguas mansas, tranquilas azules,
do los marineros descanso tendrán.
Una cosa es cierta en este tu viaje,
algún día el puerto podrás divisar,
sera hasta entonces que estarás seguro,
que tu barco siempre supiste guiar.
Ya en tierra firme te harás la pregunta,
es este el puerto al que habría de llegar?,
mas tu largo viaje ya habrá terminado,
y el puerto de anclaje no podrás cambiar.
Tienes una brújula, un timón, un barco,
el amplio mar para en el navegar,
escoge la ruta al puerto eterno,
do Cristo gozoso allí te ha de esperar.