Escribí palabras de nostalgia
cuando una navaja cortó mi alma,
lloré lágrimas de sangre
porque te fuiste y no volviste.
Florecieron orquídeas secas en mi jardín interior.
Me sentía vacía como un desierto,
con abundante arena y sin agua.
Tenía mi corazón arrugado
Marcado por tus palabras y besos
Como cicatrices abiertas
Tapadas por las cortinas de la soledad.
El amor llegó a ser una planta seca,
mis lágrimas se convirtieron en arena,
mis sentimientos los enterré en una roca
y mis versos morían en ríos secos.
Después de un largo periodo,
un hermoso día de primavera,
el sol iluminaba el campo,
brotó un bello verdor en sus plantas.
Se abrieron los capullos,
florecieron los cerezos y almendros.
Las aguas del río bailaban
se escuchaba la melodía del salto de sus cascadas.
Apareciste tú de repente,
destapaste las cortinas de mi alma,
me besaste y acariciaste.
Nacieron dentro de mí
nuevas orquídeas cuyos pétalos se abrían
y sonreían cubiertos de rocío.
Y ahora plasmo en nuevos versos:
“primer amor, primer dolor,
igual que un clavo quita a otro clavo,
renace el amor de nuevo”.