¡Que debe pensar el alma
cuando lo agitas de reencuentros!
¡Que lágrima oculta el brillo de las pupilas,
frente a frente,
si no se tornaron tristes cuando se vieron!
¡Que cuerpos resisten el embite de un acerco
rápido, huyendo
del temblor de un nuevo tiempo,
sobrando el tiempo como los sueños!
¡Que manos no se dicen hola teniendo
los labios prietos,
escapados, pero presos!
¡Que montón de halagos sordos!
¡Que montón de halagos quietos
se han guardado en esos cuerpos
que en un instante pequeño
se vieron,
se leyeron!
¡Que tristeza tras las puertas
llenas de dulces por dentro
llenas de rojo,
llenas de tiempos,
llenas de encuentros!
Eloisa