Las arrugas de mi piel
bendicen mis extravíos
y luciérnagas de amor
iluminan mis caminos.
En los ríos de pasión
y con rumbos conocidos
navegado mi intención
que anuncia lo preferido.
El candor y la pureza,
que estimulan aventuras
en búsqueda de bellezas,
inocencias y dulzuras.
Mas no aceptaran dobleces,
fingimiento, hipocresía
pues pagaría con creces
y el amor que no tendría.
Lo sencillo es que prefiera
el amor, paz y alegría
pues con ello premiaría
lo que de vida me queda.
Ramón Oviedo
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