Te destaco desde el aturdimiento
y la nigromancia de un núcleo vital
que se ve fracturado por culpa
del felpudo desleído.
No te lo creas:
lo que acabo de añadir no es cierto.
Opino que sí, pero, mujer de empeños,
no es cierto.
Te amo desde la lealtad que me respeta,
desde lo humilde de un alma
que se sabe FIEL
y fielmente ETERNA.
No te lo creas:
lo que acabo de sentir no es cierto.
Opino que sí, pero, mujer de hecatombes,
no es cierto, ya ves.
Lo que te diría si fuera cierto...