Endosado al sentimiento
en aquel bello recuerdo,
de su presencia capturada
entre paredes de cristal;
¡yo!, mendigo de amores,
permanezco a la espera
de un suspiro milagroso
de nombre: esperanza
que de fortuna piadosa,
bajo el amparo de lo sacro
y en sanación bendita,
fenezca mi alma fatigada
y mi amor perdure en su corazón.
¡Oh! Mi bella paradoja,
vislumbren mis ojos tu vera
y que estalle en infinito
el agua glacial de tu olvido.
Mi redención en tu sentimiento.
Mi felicidad en tu recuerdo.