a…Blanca Estela
Para verte sólo necesito un minuto de mi tiempo, quizás te diga te amo con la formalidad del traje que lleve puesto. Qué colorido día será entonces para rodear con mi brazo tu cintura y coronar tu boca con un beso, no será un impúdico momento
si no un instante excepcional y cierto.
Quedamos este miércoles volver a vernos, sin importar tu pasado ni mis locas ideas. Para volver a verte.
Estaremos mirándonos detalladamente con ese sortilegio cursi de los enamorados, yo, tomaré tu mano para recorrer contigo aquella -aquella larga calle- donde los peseros y los coches se ahogan en el tráfico constante de la tarde…
De esta tarde. ¡Carambas son las 6 pm! Exclamaré en ese día -bien sabes que fue la hora fijada-
Faltan ya varios días y me sudan las manos de no saber si estarás a la hora fijada o si a mí se me atraviesa o me inmiscuyo en un asunto y no pueda acudir. No quiero aumentar mi mala pata sólo sé que me quema el deseo de volver a verte; qué me diste o qué te di, qué más da, lo trascendental de los hechos es caminar sin volver la cara; seremos simplemente al concluir la cita ese famosísimo “tú y yo” en la hondonada.
Por eso quiero volver a verte, saber si existes si no fue un sueño o una sombra en la noche cuando estuve de reventón; sentir tu mano acariciar mi pierna, que tu boca se pierda en tu boca y mis ojos no dejen de mirarte.
Te dije el miércoles a los 6 pasados meridianos y, mis manos me sudan al esperar ese momento.