Poco a poco cayeron las murallas
rondantes de esta larga vida
hasta quedar desnuda el alma
enfrentada a la realidad naciente.
Poco a poco mis venas sintieron
ese nuevo palpitar del universo
estrellas rutilantes viajeras
destilando brillo a torrenciales.
Se fueron y agotaron las ideas
encasquetadas en la lumbre
se fueron y murieron las amantes
llegadas a deshoras de la noche.
Solo ha quedado el cielo azul
la noche blanca y estrellada
un sabor agridulce en los labios
y un alma desnuda en busca
de nuevos y claros horizontes.
© Emig Paz